atlántida pornográfica

Y ese es mi cometido estético, crear literatura que enfrente al ser humano a sí mismo, que lo impacte y que lo zarandee para liberarlo de lo inútil, lo accesorio y que alcance, por fin, de una vez, su primitivismo.

Y una vez liberado al animal, convertirnos todos en belleza inmaculada.
Lo demás, para mí, y para todos, está podrido.
Bienvenidos a sí mismos.

Julián Vigó nace en un pequeño pueblo del Campo de Montiel, Torre de Juan Abad, y crece entre amapolas y cervezas; entre poetas y borrachos; entre tubérculos polvorientos y caldos de pollo; entre impulsos sexuales y frustración. Luego viene a Madrid, ciudad angustiada y enferma, donde conoce los infiernos dantescos del ser humano, y entre tanta podredumbre, es aquí donde conoce el amor, el flujo y la vida. Lo demás ya es cuestión de vanidad, porque nada se puede decir de uno mismo.